lunes, 18 de mayo de 2020

En 1930 ALBER CAMUS era el san Pedro que custodiaba la puerta del equipo de fútbol de la universidad de ARGEL. Se había acostumbrado a jugar de guardameta  desde niño, porque ése era el
puesto donde menos se gastaban los zapatos. Hijo de casa pobre, Camus no podía darse el lujo de correr las canchas: cada noche, la abuela le revisaba las suelas y le pegaba una paliza si las encontraba gastadas.
Durante sus años de arquero, Camus comprendió muchas cosas:

          🔺Aprendí que la pelota nunca viene hacia uno por donde uno espera que venga. Eso me ayudó mucho en la vida, sobre todo en las grandes ciudades, donde la gente no suele ser lo que se dice derecha.🔻


También aprendió  a ganar sin sentirse Dios y a perder sin sentirse basura, sabidurías difíciles y aprendió algunos misterios del alma humana. 

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